Centolla Gallega, cómo distinguirla

Los ingleses la llaman Spider Crab, los franceses Araignée Européene, en Alemania se conoce como Seespinne, en Italia se llama Grancevola y en Portugal, Santola. Pero el centolo (gallego), txangurroa (euskera) o cabra (catalán) es conocido por muchos como el "rey de los mariscos".

La centolla gallega tiene un sabor es inimitable, por ello muchos de sus competidores intentan hacerse pasar por ella. Para disfrutar de la mejor calidad es fundamental, pues, saber distinguir entre la centolla gallega y la que llega de fuera, normalmente de Francia o Gran Bretaña.

Lo primero en lo que nos tenemos que fijar para distinguirlas es en el color del caparazón, puesto que el centollo francés es de unos tonos rojizos muy tenues, mientras que la centolla de las rías gallegas presenta un color pardo oscuro; un rojo más intenso que en el caso anterior.

La centolla autóctona gallega, la que nosotros comercializamos en nuestra tienda online, también se caracteriza por disponer de patas largas, uñas afiladas y el caparazón casi siempre cubierto de algas y vellosidades, que son elementos característicos que el centollo francés jamás podrá presentar.  Incluso es posible que sobre el caparazón de la gallega se desarrollen esponjas, que junto a las algas hacen que el centollo pueda camuflarse para evitar a sus posibles depredadores, de los que el pulpo es su principal amenaza.

Esos organismos vivos que se sitúan en el caparazón indican, indudablemente, que procede de las rías gallegas. En ocasiones incluso, entre las arrugas de la concha es posible encontrar algún trozo de sedal.

De ser así, de toparse una centolla en la mesa con esos trozos de alga o sedal, que nadie piense que es una muestra de poca higiene o falta de limpieza en la cocina. Todo lo contrario, pues se trata de un trozo de miño, el arte de pesca que los pescadores gallegos suelen emplear para capturar este preciado recurso. Tener enredado ese pequeño pedazo de red –generalmente azulada o verdosa– es la mejor prueba de la autenticidad del crustáceo que "habla gallego". Ni que decir tiene que desde el punto de vista gastronómico la centolla gallega es más valorada que la francesa, sobre todo porque la foránea, que suele ser más barata, acostumbra a proceder de vivero.