Mejillón Gallego: un producto con denominación de origen

En Rías Atlánticas nos gusta hablar de la riqueza de nuestros productos. Hoy le toca al mejillón. El mejillón es un producto al que todos los expertos (gastronómicos, médicos,...) alaban por ser saludable, muy sabroso y económico para el bolsillo pero que, a pesar de todo esto, no acaba de "calar" en su consumo entre el gran público. Hoy queremos hablaros de por qué el mejillón gallego es tan especial y de cómo poder diferenciarlo del resto, algo que, como veréis, es muy sencillo.


Pero primero vamos a explicar por qué el mejillón gallego cuenta con tanta fama. El mejillón "de la ría" (Mytilus galloprovincialis) cuenta con una alimentación privilegiada, fruto de criarse y crecer en un entorno tan privilegiado como el formado por las rías gallegas. Y no decimos lo del entorno privilegiado por una cuestión de cariño, lo decimos con los datos en la mano. Prueba de ello es que el Mejillón de Galicia alcanza una talla comercial entre 70 y 95 mm en aproximadamente 17 meses. En el resto de Europa, el mejillón necesita muchísimo más tiempo para llegar a este tamaño. 

Y además de ese crecimiento veloz, en qué otras cosas se distingue el mejillón gallego del resto. Pues por ejemplo en las estrías de su concha, que lo hacen facilmente reconocible. O en su color, normalmente anaranjado y siempre más intenso que la de los mejillones de cualquier otro lugar. Pero si hay un rasgo externo que nos sacará de dudas a cerca del origen del mejillón que tenéis en vuestras manos es la etiqueta de "Mexillón de Galicia", la única que garantiza su origen. No en vano el Mejillón gallego fue el primer producto de mar de la unión europea que consiguió la denominación de origen. Un sello de trazabilidad que avala que el mejillón procede las bateas fondeadas en las rías autorizadas para el cultivo y que cada lote ha sido depurado o expedido en un centro inscrito en el registro del Consejo Regulador.

La primera batea de fondeó en la ría de Arousa en 1945. Hoy en día es un negocio del que viven muchas familias ya que este sector mejillonero en Galicia cuenta con 3.300 bateas, genera 11.000 puestos de trabajo directo y factura 400 millones de euros anuales. Las cifras demuestran que desde 2007 la venta de mejillón fresco ha superado a la de mejillón transformado.