¿Por qué el mar es salado?

Si lo que estás buscando es una explicación científica a la pregunta que titula este post, será mejor que busques la respuesta, por ejemplo, en este enlace a la web de ojocientifico. Nosotros lo que vamos a hacer es contarte un par de leyendas que tratan de explicar el motivo por el que el agua del mar es salada.

Una de ellas es de origen japonés, con diversas versiones y muy extendida, y la otra gallega, menos popular pero igual de bonita. A nosotros, como no podía ser de otra forma, nos gusta más la gallega, seguramente por eso de "tirar" para casa. Y es que en Rías Atlánticas estamos enamorados de nuestra tierra y de nuestro mar que nos permite llevar a vuestras casas el mejor #PescadoGallegoOnline y el mejor #MariscoGallegoOnline del mundo.



JAPÓN

El relato de esta historia, tal y como os la vamos a relatar, está extraido del blog Nuvoldepoma, que nos ha gustado mucho cómo lo contaba.

Hace mucho mucho tiempo, había en un pueblo de pescadores dos hermanos, el pequeño, Nico, era muy generoso y humilde, sólo pescaba lo que necesitaba para comer, tenía unas redes viejas y muchos días no conseguía pescar nada. Su hermano mayor, Bruno, era avaro, a costa de los demás consiguió hacerse rico y tener las mejores redes y los mejores barcos. 

Un día, después de una larga temporada de pesca en alta mar, el pequeño volvía triste y hambriento a puerto, pues no había conseguido pescar gran cosa, así que decidió pedirle ayuda a su hermano, pero este le cerró la puerta en sus narices riéndose de él. Aún más hundido, el pequeño pescador regresaba para casa cuando un hombre muy mayor, con una larga barba blanca le dijo: "He visto lo que ha pasado, sé que eres un buen hombre y quiero ayudarte". 

En las manos llevaba un molino de café de madera con una bonita manivela dorada. Nico, incrédulo, miró al viejo y le dijo: "¿cómo puede ayudarme un molino de café, si no tengo ni dinero para comprarme los granos?". El hombre se rió y le dijo: "este molinillo es mágico, te diré su funcionamiento si me prometes que nunca nunca nunca se lo contarás a nadie, ¿hecho?". Y el chico, aún sin creer nada, aceptó. El hombre le explicó: "si giras la manivela hacia la derecha y pides un deseo, el molinillo te lo concederá, y cuando quieras que para, sólo tienes que decir " 'gracias molinillo, ya es suficiente' y éste parará". Le enseñó el funcionamiento pidiendo caramelos de fresa y le dio el molino al pescador. Éste se lo agradeció y, a partir de entonces, le fue pidiendo al molinillo una casa, redes nuevas, un barco mejor... siempre, cuando tenía suficiente, hacía parar al molinillo. 

Sus nuevas riquezas llegaron a oídos de su malvado hermano mayor, que fue corriendo a preguntarle cómo las había conseguido. Nico, recordando lo que el anciano le había dicho, no le contó nada. Así pues, Bruno, comenzó a espiar a su hermano para descubrir cual era su secreto, y una noche, lo vio por la ventana cogiendo el molinillo: "molinillo, muele un poco de dinero para los pescadores que han perdido sus barcos en la tormenta". 

Al día siguiente, aprovechando un despiste de Nicolás, Bruno le cogió el molino y se fue corriendo, cogió su barco y se fue hacia tierras lejanas para poder disfrutar de sus riquezas. Un día, a mitad de la travesía, el cocinero no tenía sal y el pescador cogió el molino y dijo: "Molinillo, muele un poco de sal". El molinillo comenzó a moler, cuando hubo suficiente, Bruno ordenó: "Molinillo deja de moler, para molinillo", pero el molinillo no paraba, Bruno no conocía las palabras que debía pronunciar, y el molino seguía y seguía, El avaro ladrón decía y repetía: "¡deja de moler, estúpido molino, para, no quiero más sal!" Pero el molino seguía y seguía y seguía. Poco a poco la sal fue llenando el casco del barco, primero la cocina, las bodegas y también había mucha sal por la cubierta, finalmente, el barco no pudo soportarlo más y acabó hundiéndose. 

El molino se hundió con el barco sin haber recibido las palabras para parar de moler sal, de modo que en algún lugar del océano está el molino, moliendo sal, haciendo que el mar sea salado.

GALICIA

La leyenda gallega sobre el origen de la sal en el mar la hemos sacado del blog Carrodeaguas.

Se cuenta que al principio de los tiempos el agua del mar era dulce como la de los ríos teniendo los hombres que viajar muchos kilómetros en busca de comida, pues no les tenía buen sabor la que tenían a su alcance. Por ello buscaban nuevos manjares o condimentos que hiciesen más apetitosos sus platos. 

Uno de estos hombre llegó en cierta ocasión con su barco, del que era capitán, a una isla rodeada por lo que parecían toneladas y toneladas de extraña y desconocida arena blanca. Descubrió que esta misteriosa arena tenía increibles propiedades pues era buena para conservar las carnes y para mejorar su sabor. Entonces decidió llamar "sal" a su hallazgo el cual decidió llevar a dar a conocer por todo el mundo, vendiéndola en cada lugar por el que pasaba. 

En uno de estas viajes llegó a Galicia y allí conoció a Olaia, una hermosa mujer hija de un viejo pescador. Se enamoró de ella y se casaron. Pero ocurrió que, mientras el capitán atravesaba los mares con cargamentos de sal, un poderoso señor, que vivía en un castillo cerca del puerto, intentó seducir la hermosa mujer con todo tipo de regalos y palabras amables. Como Olaia permanecería fiel a su hombre, el señor la raptó y la encerró en su castillo. 

Cuando volvió, el marino no pudo hacer nada para liberar su mujer, y presa de su tristeza y angustia continuó con sus viajes hasta hacerse rico con la inteción de formar un ejército para atacar el castillo y recuperar a Olaia.

Pero cuando llegó a Galician nuevamente la encontró en la casa del padre de ella. Olaia le contó que fuera el mar quien derribara los muros del castillo, llevándose el señor al fondo y poniéndola a ella en libertad. El capitán, agradecido, le regaló al mar la isla de arena blanca para que mejorase el sabor de sus aguas. Desde entonces el agua del mar es salada.