Como ya sabéis los habituales de este blog, en Rías Atlánticas nos gusta empezar la semana hablando de esas expresiones que tienen su orígen en el hablar marinero. Hoy hemos escogido una que todos hemos utilizado alguna vez como es "irse al garate" o, en su defecto, "mandar a alguien al garete" como sinónimo, en el primer caso, de que algo ha salido mal o ha fracasado y, en el segundo caso, para indicar a esa persona que nos deje en paz, que se aleje y no moleste, que se pierda.
El origen de la expresión, como tantas otras veces, la encontramos en los ambiente marinos, que
tantas etimologías y tan variadas ha proporcionado. Las fuentes consultadas señalan a la expresión
francesa ‘être égaré’ (cuyo significado es andar perdido y/o extraviado) como la raíz del ‘garete’ tal y como lo conocemos hoy en día.
Y es que, cuando una embarcación perdía el control, iba sin gobierno y era llevada por el viento o la corriente se decía que estaba yendo al garete,
de ahí que con el tiempo se utilizase este término para referirnos a
todo aquello que está predestinado al fracaso, a perderse, hundirse o
malograse. Por cierto, todo buque que en alta mar se encuentre sin gobierno, es decir, yéndose al garete, debe izar en el palo trinquete en una misma driza 2 bolas negras de 61 centímetros de diámetro si es de día o 2 luces rojas si es de noche.
El término ‘garete’ también se utiliza (en momentos de enfado) para ‘mandar a alguien al garete’
(deseando que se pierda, que le deje en paz, que no moleste…), del
mismo modo que se hace con otras expresiones similares, tales como ‘mandar a hacer puñetas’ o ‘mandar a la porra’ (por poner un par de ejemplos).
Fuentes:
Wikipedia
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OrigenLenguaje
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